Ya llevamos dos meses de clase y nos da la sensación de que la situación está en un punto estable. Dependiendo del día, nuestro alumno tiene necesidad de realizar sus siestas con mayor o menor duración dependiendo en gran medida de la calidad del descanso del día anterior. Durante este tiempo hemos detectado muy pocos ataques de cataplexia frente al curso pasado en los que se sucedían uno o dos ataques diariamente.
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Hay que reconocer que el mérito de esa estabilidad se debe en gran medida a un cambio en el punto de vista más positivo respecto a su enfermedad, además del efecto de la medicación. Sobretodo es importante su estado psicológico.
Después de analizar el punto en el que nos encontramos, estamos trabajando en el enfoque para su etapa de prácticas en la empresa. Ya en anteriores entradas hemos tratado sobre la importancia de estas prácticas y la repercusión que tienen en los alumnos en general, y en este en particular.
Se aproxima el momento de la negociación con el alumno y la empresa, y con una variable muy importante que debemos manejar, como es su narcolepsia. Nosotros estamos convencidos de que todo es posible, si la negociación es la adecuada. Ya se trate de una empresa pública o privada, tendremos que negociar para este caso de una forma especial, pues de esta experiencia su estado anímico puede verse reforzado o perjudicado.
